Columna de opinión publicada en diario La Tercera.
A través del Programa de Integración Escolar (PIE), el Estado de Chile entrega subsidios destinados a incorporar al sistema educativo regular a niños con necesidades educacionales especiales. Se trata de un instrumento valioso, pues está orientado a menores que por diversos motivos presentan problemas de aprendizaje de carácter permanente, como autismo, o transitorio, como el déficit atencional. Es una herramienta que ha ido adquiriendo cada vez más importancia debido a la creciente demanda que se observa por parte de las familias. De hecho, a partir del decreto 170, con el que desde 2009 se administran las subvenciones que el Estado entrega a los colegios por el PIE, se han otorgado más de $ 527 mil millones.
Un reciente reportaje realizado por este diario dio cuenta de desprolijidades en el control de los fondos que se entregan para tales fines. Distintos antecedentes reportan casos en que los diagnósticos realizados a determinados niños son hechos por profesionales no idóneos, que los fiscalizadores no tienen claro cómo realizar su labor y que en ocasiones existen diagnósticos forzados por parte de algunos colegios con el propósito de obtener la subvención, especialmente en lo relacionado al déficit atencional.
Es un hecho que esta política pública ha sido de gran aporte para miles de familias que tienen niños con necesidades educacionales especiales, por lo que resulta indispensable contar con este tipo de ayudas. No obstante, debido a los problemas detectados, sería necesario que la autoridad someta a evaluación el actual programa y la forma en que se entregan estos subsidios. En la medida que ello ocurra, se podrá garantizar el buen uso de los recursos y que éstos sean recibidos por quienes realmente lo necesitan. Además, permitiría minimizar el riesgo de que muchas familias se vean afectadas por un diagnóstico errado que termine perjudicando el aprendizaje de sus hijos.
fuente: La Tercera
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